Siempre se suele parar un segundo, y echar la vista atrás, para observar el rumbo que se lleva, y hacer un ejercicio de reflexión tan repetido, como poco concluyente en la mayoría de los casos. Y es cuando pongo la vista en el rumbo de estos últimos años, cuando me doy cuenta de que no entiendo exactamente por qué se quejan las grandes discográficas, ni por qué se revelan nuestros grandes y acomodados iconos nacionales contra los nuevos métodos, mientras jóvenes y apasionadas bandas, aprovechan estos mismo para hacer su mejor música, y dejarla para que la escuche todo el mundo.

Es de este modo, y gracias a la facilidad para escuchar diversidad de grupos y estilos, y con el myspace to myspace como principal medio de comunicación, como muchas bandas de nuestro país, han visto multiplicadas sus escuchas, elevada exponencialmente su fama, y como consecuencia, sintiéndose objetivo de multitud de compañías discográficas.
Lo fueron Vetusta Morla, y Russian Red en 2008, similar ha sido lo de La Bien Querida, o Anni B Sweet a lo largo de 2009, y ahora que éste se acaba, de nuevo una banda que se empezaba a sonar fuerte en multitud de webs, y salas, es pescada por Subterfuge, para darle la oportunidad que otros tantos seguirán esperando en la red.
Arizona Baby, el último gran descubrimiento del sello madrileño, es un trío vallisoletano, que bien podría estar sacado de un tugurio de Tucson a mediados del siglo XIX, cuando Calamity Jane, y el general Custer, andaban haciendo de las suyas tras los indios, pues es su música a lo que recuerda, rememora y ambienta, desde el primer acorde hasta la última nota de sus acústicas guitarras.

Tras su primer disco Songs to Sing Along, publicado en 2005, llegan ahora diez nuevas canciones, que forman 45 minutos de música clásica a la vez que original, que en un comienzo quizá pueda parecer algo ruda, monótona e incluso en ocasiones poco agradable, pero que a medida que se va escuchando y se va volviendo más familiar, se convierte en melodías originales, y atractivas que incluso llegan a crear adicción por culpa de las estupendas guitarras acústicas, los ritmos sencillos, sus melodías pegadizas, y las buenas sensaciones, y evocaciones que transmiten.
Al igual que dudaría del futuro de alguno de los grupos que

(David Claud, Muzikalia.com; Fotos de Makoki)