Como en esas películas en las que una banda de forajidos se aliaba con otra para saquear el típico pueblo minero del sur de los Estados Unidos, Arizona Baby y su rock acústico se mezcló con los sonidos surf de Los Coronas. Así nacieron Los Corizonas. Un año después de esta aventura los tres tipos vallisoletanos de barbas generosas, botas terminadas en punta y sombreros de vaquero han decidido volver a la sobriedad de su folk instrumental con sabor a whisky. The truth, the whole truth and nothing but the truth es el resultado.
Javier Vielba, Rubén Marrón y Guillermo deshicieron lo andado en su gira con Los Corizonas para llegar a Casasola de Arión, una aldea de Valladolid donde grabaron este EP de seis canciones inéditas y dos bonus-track. Hechizados por el sonido arenoso del country americano los chicos de Arizona Baby quieren reivindicar la autenticidad de las melodías construidas de forma artesanal frente al artificio recalcitrante producido en los grandes estudios.
La voz de Vielba suena más pura y los riffs de Marrón siguen siendo el mejor vehículo para viajar a esos paisajes rocosos donde las serpientes salen de dentro de los cráneos que un día fueron reses. Arizona Baby siempre han sido más espaguetti western que otra cosa pero esta vez han cruzado el puente hacia el sonido más clásico de las llanuras norteamericanas. Las cuerdas beben de Johnny Cash más que nunca y el espíritu de sus melodías han retrocedido casi cien años, cuando un tipo llamado Woody Guthrie, nacido en Oklahoma, les dijo a los oprimidos a través de su guitarra y de sus cuerdas vocales que esa tierra en la que trabajaban para el otro, era su tierra.
Este disco se ha construido sobre los cimientos de una canción: The Truth; la segunda pista de aquella maravilla de LP que se titulaba Second To None. Si Tarantino lo hubiera escuchado perfectamente podría haber contado con estos tres barbudos para elaborar la banda sonora de su Django Unchained. La última canción de The Truth, the whole truth and nothing but the truth es un homenaje interrumpido a ese corte bajo la mirada de una sutil psicodelia. Pero la cerilla que sirve para prender esta pólvora se llama Where the Sun Never Sets, una canción repleta de guitarras que cabalgan hasta el centro del cerebro.
Este disco se ha construido sobre los cimientos de una canción: The Truth; la segunda pista de aquella maravilla de LP que se titulaba Second To None. Si Tarantino lo hubiera escuchado perfectamente podría haber contado con estos tres barbudos para elaborar la banda sonora de su Django Unchained. La última canción de The Truth, the whole truth and nothing but the truth es un homenaje interrumpido a ese corte bajo la mirada de una sutil psicodelia. Pero la cerilla que sirve para prender esta pólvora se llama Where the Sun Never Sets, una canción repleta de guitarras que cabalgan hasta el centro del cerebro.
El rock de bar que transpira en los acordes que abren Rock ‘N’ Roll Messiah se funde con el blues que surge de la voz de Javier Vielba. Por otro lado en Misty Morning Sun el folk anglosajón que siempre ha caminado con Arizona Baby nos transporta hacia un paisaje árido inabarcable para la visón de un ser humano. Y después, con el barro pegado a las botas, llega The End of the Line, un maravilloso regreso a los orígenes del country donde definitivamente somos transportados a la época de las espuelas. Este EP está lleno de canciones que no encontraron su sitio en anteriores discos y de sonidos que marcarán el futuro de la banda.
Como si abandonaran ciertos vicios, Arizona Baby afronta el camino hacia su siguiente largo. Por eso el viento no deja de soplar en The Ballad of Golden Valley. Y quizá también por eso las guitarras parecen acompañar a la sombra de estos tres músicos que rezuman autenticidad. Y que por cierto acaban de firmar un delicioso adelanto de lo que vendrá en 2013...
(Pedro Moral, www.blogs.20minutos.es)
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