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lunes, 28 de marzo de 2011

Canciones ajenas versionadas de forma curiosa


Dos redactores y un destino. Así se presentaba la noche del pasado viernes, que nos llevó a mi compañero Jimmy Jazz y a mí, agradeciendo una vez más a Subterfuge por la acreditación, a disfrutar del directo de ese matrimonio de conveniencia que ha unido a Los Coronas y a Arizona Baby en un tour por todo nuestro país, bajo el nombre de: “Dos bandas y un destino“. La cita era a las 24:00h en la discoteca PlayaClub de A Coruña, que se encontraba bastante llena y en la que se respiraba un ambiente pre-concierto estupendo. Vamos allá con la crónica.
Era la segunda vez que veíamos a los vallisoletanos Arizona Baby encima de un escenario, pero esta vez, no estaban solos, les acompañaban unos veteranos en esto del rock desértico, del rock acústico, Los Coronas. Treinta minutos después de la hora prevista, saltó al escenario Javier Vielba, con una vestimenta que recordaba al típico enterrador del Oeste americano. Guitarra en mano arrancó con el tema Buenas tardes amigo de Ween, mientras los demás miembros de Arizona Baby y Los Coronas iban saliendo poco a poco hasta que los 8 artistas que forman este supergrupo bautizado como “Corizonas”, llenaron el escenario y continuaron con Everybody knows this is nowhere de Neil Young. Cada vez que las dos bandas se fusionaban, aquéllo se convertía en un gran jugueteo con canciones ajenas versionadas de forma curiosa.

Arizona Baby fueron los primeros en quedarse solos frente al público y poco a poco fueron desmenuzando temas de sus dos discos, destacando de todas ellas la forma de tocar del Señor Marrón a la guitarra. Abrieron fuego con temas de su último disco Second to None: Ouch!, The Truth y a ésta le siguió A Tale Of The West, conocida por su “bang, bang”. Llegó el momento de la primera improvisación en la que el público asumimos un poco el protagonismo ayudando en los chasquidos de dedos mientras Javier Vielba decía: “si no se oyen, es que no sois lo suficientemente chulos”. Todo esto era el preámbulo para Dirge y Muddy River. Y con un “sed responsables, que queda mucha noche” empezaron a tocar unos acordes X’ed Out que finalizaron al romperse una cuerda de la guitarra del cantante. Fue entonces cuando Javi Vacas, bajista de Los Coronas, les acompañó en su tema Everything y tras ella volvieron a juntarse todos de nuevo para tocar Runaway de Del Shannon y Shakin’all overde Johnny Kidd and the Pirates.

Ahora llegaba el turno para Los Coronas, reyes indiscutibles del surf-rock que abrieron su parte de la contienda con un solo de trompeta que sirvió de preámbulo a su gran aportación al concierto. Tras éste vino uno de sus temas de curiosa actualidad, Jinetes Radioactivos, con sus fuertes reminiscencias alGhost Riders in the Sky de Johnny Cash. Entre alabanzas y loas al baterista de la banda, el alma máter del grupo, Fernando Pardo (músico de importancia muy reconocida en España), fue presentando poco a poco algunos de sus hits más conocidos: Youza, Supertubos o Polk-Salad Annie.

La respuesta del público fue muy convincente y consiguieron poner a todo el mundo en la sala a bailar. Otro aspecto que tienen muy trabajado Los Coronas es la actitud en el escenario, algo que ayuda a crear una gran imagen de grupo que los aúpa por encima de la ya confirmadísima elevada calidad musical que ofrecen. El mismo Fernando nos habló alrededor de una versión que compusieron para la película “800 Balas” y que ofrecieron de seguido:Flamenco de Los Brincos. La parte individual de Los Coronas se cerró con otros dos temas del Surfin’tenochtillan, The Wedge y Maremoto. Ningún fallo a la vista de estos madrileños que tienen ya la mili en los escenarios a un nivel muy alto.

De nuevo los 8 músicos juntos en el escenario siguieron con las versiones, empezando por Pushing too hard de The Seeds y Mr. Soul de Buffalo Springfield, y tras ella, Supernaut de los Black Sabbath. Pero llegó el momento álgido de la noche, el momento en el que interpretarían La cárcel del Sing Singde Alci Acosta y Wish you were, de Pink Floyd a lo vaquero, dos de los temas más aplaudidos de su split.

Para los bises, reservaron las mejores canciones: Secret Agent Man de Johnny Rivers y Surrender de Elvis Presley antes de una más que conocida Shiralee de Arizona Baby que sonaría muy distinta con la presencia de Los Coronas. Too Drunk to Fuck de los Dead Kennedys era otro de los platos fuertes del directo, y con frases como “estoy a favor de beber y estoy a favor de follar” dieron paso a una estupenda versión de I Fought the Law de Bobby Fuller al grito de “que no os jodan”.

Después de dos horas de concierto, cabe destacar las cualidades de Javier Vielba como frontman del supergrupo, que por momentos se comía el escenario y la calidad musical de todos los integrantes tanto de A.B. como de Los Coronas. También dar las gracias a Marcos Úbeda, de Arizona Baby, por la escobilla de la batería. Y a vosotros, lectores, si aún tenéis oportunidad de ver a estas dos bandas en directo, por favor, no os los perdáis. ¡Saldréis encantados!

(Scared Queen, tanakamusic.com)

martes, 13 de abril de 2010

¡De fiesta con Arizona Baby!

En estos tiempos de festivalismo —en los que muchas veces el acontecimiento social se come a la música en sí— no deja de ser una buena noticia que 150 personas llenen una sala para ver a un grupo como Arizona Baby, una de las bandas revelación del último rock nacional. El suyo es rock de club, de cuerpo a cuerpo, sudor, cervezas y comunicación total. Y ese, un local abarrotado con el grupo sintiendo el aliento del público, es su verdadero hábitat.

Que no se tome esto como una frase hecha. La música de Arizona Baby nace desde algo mínimo —dos guitarras acústicas, una voz y un exiguo set percusión— se convierte tocada en algo mucho mayor y se engrandece definitivamente en vivo con el calor del público, que convierte sus actuaciones en una fiesta. La del jueves en A Coruña lo fue: una hora y pico de rock acústico, creado en ese punto en el que el blues y el country se funden y se convierten en rock.

Tocaba presentar Second To None, el álbum que los ha puesto en el candelero, y lo hicieron con una prestancia total. Revitalizando el drama pantanoso de Ouch!, el folk-rock acelerado de The Truth o la mezcolanza fronteriza de A Tale of the West, todo ganó gracias a un directo enérgico y entregado que arrulló a toda la sala. Como era de esperar, el momento cumbre llegó con Shiralee y su endiablada rítmica con sabor a tren de vapor. Pero la cosa no se iba a quedar ahí, y en el bis una simpática versión del I Want To Break Free de Queen en plan skiffle (“!Nos gusta Queen y nos gusta el skiflle! ¿Qué pasa?”, gritó el vocalista Javier Vielba al término) puso la guinda a una noche perfecta.

(Javier Becerra, lavozdegalicia.es)