Cada vez que se acude a un concierto en directo, la pregunta es la misma: ¿Sonarán igual que en el disco? A veces, la respuesta es sí y se duda si realmente han cantado en directo o han sido tan cutres que han hecho playback. En ocasiones, la respuesta es no. En este caso, se pueden contemplar varias posibilidades, por no hacer esto demasiado largo, planteamos dos, a saber: que suene mejor o que suene peor, en éste último caso, dan ganas de cortarse las orejas, para no someterlas al suplicio.
Por fortuna, es el caso contrario de Arizona Baby. Tienen un directo fantástico. Curtidos en todo tipo de escenarios, Javi aún tenía ganas entre gran tema y buenísima canción de bromear con el hecho de que estaban en una sala pequeña, que tenía algo de eco y en la que no pudieron dar por finalizado el concierto para que el entusiasmado público les pidiese un bis, porque la salida estaba en el polo norte del 'escenario'.
La Sala Tragaluz del Teatro Buero Vallejo se convirtió en improvisada sala de conciertos y aún deben estar sus paredes relamiéndose del gusto porque quién sabe cuánto tardarán en escuchar algo parecido. Estos pucelanos son muy buenos: tocan bien los instrumentos (que tal como está el patio, casi es una rareza), tienen cultura musical, componen bien, todos los temas son radicalmente distintos (otra rara avis del panorama musical actual) y se dan un aire a ZZTop en las pintas que les hace diferentes.
Concierto con un guión loco, como la película de la que toman su nombre, con un protagonista, que no es Nicholas Cage, aunque por el gesto puedas confundirlo (esa cara que no sabes si se ríe o sufre o se extasia), que se hace llamar Javi Arizona, que dejó al público, que no cabía en la sala, un registro vocal que iba desde "soy Voldemort" a "por fin, encontré mi voz en agudos". Y se pueden seguir escribiendo frases subordinadas las unas a las otras, porque la voz, guitarra, armónica del grupo derrocha una personalidad en el escenario digna de admirar.
Entre canción y canción, ironía, gracieta, un poco de vacilar al público, un poco de pedirle que hiciera ruido o cantara o las dos cosas. Un minuto de descanso, para poder paladear a gusto el tema saliente antes de preparar los pabellones auditivos para el siguiente. ¿Cuál es mejor? Tendríamos que escuchar cada uno varias veces para poder elegir con conocimiento de causa.
Pero Arizona Baby tiene otra voz, a los coros (fantásticos) que se hace llamar Marcos Arizona. Tanto ímpetu puso al tocar su minimal equipo de percusión que rompió la baqueta en mitad de un tema, siguió unos segundos así, no sonaba y le dio la vuelta. Al acabar la canción, ya la cambió. Sorprende ver tan poco "ruido", cuando lo que componen es rock, pero el estilo acústico es lo que tiene: menos es más.
Más, mucho más es Rubén Arizona, el tercero ZZTop en discordia, con su guitarra. Es muy bueno, se pudo comprobar en el breve, aunque intenso, solo, seguido de un instrumental largo con el resto de la banda. Faltan adjetivos para describir lo grande que ha sido este concierto. Los asistentes, entregados.
Quizá su 'respeto' por la música que escuchaban haya confundido a los vallisoletanos que pedían "más ruido". Ellos también confundieron al personal: "Me he quedao flipao, pensaba que eran guiris" decía un chaval del público. Y es que, a su imagen de sureños perdidos en lo alto de la montaña, haciendo el rock country que estos harían, con un registro vocal muy parecido, se suma a que cantan en inglés.
"Puede que sean el mejor grupo del país ahora" decían los componentes de Idealipsticks, que desde la primera fila les animaban. Claro que son amigos. Los buenos músicos se reconocen entre sí.
(Laura Rincón, Guadaque.com)