Esto sí que es dar la alternativa en condiciones. El pasado lunes 21 de diciembre, la banda de surf rock Los Coronas, nos citó en la sala Moby Dick. Con ellos, los vallisoletanos Arizona Baby, compartiendo cartel con gracias al ciclo Alternativas en concierto. Resultó ser una combinación de los más acertada, con dos bandas de algún modo afines compartiendo público y escenario. Los Coronas, más que veteranos en el circuito de salas madrileño, y Arizona Baby, grupo novel, una de las revelaciones de este año que ya termina, practicando un country rock crudo a los Two Gallants, con olor a desierto y cactus.
La sala estaba repleta a nuestra llegada y era bien complicado encontrar una buena posición. Arizona Baby ya se encontraba descargando su repertorio en el escenario. La banda, con Javier Vielba al frente y Rubén Marrón y Marcos Úbeda a la guitarra y la percusión respectivamente, transmite verdadera pasión por lo suyo, con estilo y personalidad. Y todo lo que se hace con pasión suele salir bien. Brazos en alto, el cantante interactuaba con el público, animando, tratando de captarnos para la causa desértica y agradeciendo la oportunidad de tocar junto a Los Coronas. Con su éxito Shiralee concluía el concierto, que dejó con buen sabor de boca al público.
En cuanto a Los Coronas, qué se puede decir ya. Geniales, inconmensurables... Adjetivos que suenan más que obvios si has podido verlos en directo. Conjuntados con camisas mejicanas corona en la solapa y con sombreros blancos de vaquero, la banda no se hizo esperar y comenzó a hacer alucinar a todos los allí presentes, del primer al último momento. A pesar de que posiblemente parezca exagerada toda esta retahíla de piropos, la actuación de Roberto Lozano "Loza" a la batería solo se puede definir de una forma, impresionante. Su función va más allá de marcar el ritmo para el resto de la banda, marcándose unos solos y transiciones geniales, además de constantes. Quién parece ser el estabilizador del grupo, el que marca la pauta, es Javi Vacas, bajista, totalmente integrado ya en la banda creada en 1991 por los guitarristas Fernando Pardo y David Krahe. El primero de ellos volvió a ejercer de maestro de ceremonias, comentando anécdotas y contextualizando los temas en las pocas treguas que nos ofrecieron. Una pena que los del fondo apenas escucháramos sus comentarios. Por su parte, el trompetista ucraniano Yevhen Riechkalov, muy discreto desde su rincón, añadía irónicamente el toque más cañí a las canciones del grupo.
El concierto estuvo dominado por las canciones pertenecientes a su último álbum, El baile final de los locos y los cuerdos, rescatando también temas más antiguos como Go kato go, Estación, Uranus o Secret agent man. Llegada la hora de los bises, el grupo decidió sustituir la clásica retirada del escenario para invitar a los Arizona Baby al completo a tocar con ellos. Los dos grupos se marcaron una impresionante versión de Shakin' all over, uno de los mejores momentos de la noche junto a los malabarismos musicales de Los Coronas. Quedaron patentes con esta colaboraciones las posibilidades de Javier Vielba sobre el escenario, actitud, presencia y una gran voz. Tras ver algo, resulta irremediable no soñar con una posible grabación de Los Coronas con voz. No es su espíritu ni su forma de hacer las cosas, pero como detalle aislado sería algo espectacular.
Lo importante, en definitiva, fue volver a recordar que en nuestro país tenemos bandas de tremenda calidad, y que no paran de salir otras nuevas. Están por ahí, posiblemente sin el éxito merecido, sumergidas.
(Sr. Nublado, rocksumergido.blogspot.com)
La sala estaba repleta a nuestra llegada y era bien complicado encontrar una buena posición. Arizona Baby ya se encontraba descargando su repertorio en el escenario. La banda, con Javier Vielba al frente y Rubén Marrón y Marcos Úbeda a la guitarra y la percusión respectivamente, transmite verdadera pasión por lo suyo, con estilo y personalidad. Y todo lo que se hace con pasión suele salir bien. Brazos en alto, el cantante interactuaba con el público, animando, tratando de captarnos para la causa desértica y agradeciendo la oportunidad de tocar junto a Los Coronas. Con su éxito Shiralee concluía el concierto, que dejó con buen sabor de boca al público.
En cuanto a Los Coronas, qué se puede decir ya. Geniales, inconmensurables... Adjetivos que suenan más que obvios si has podido verlos en directo. Conjuntados con camisas mejicanas corona en la solapa y con sombreros blancos de vaquero, la banda no se hizo esperar y comenzó a hacer alucinar a todos los allí presentes, del primer al último momento. A pesar de que posiblemente parezca exagerada toda esta retahíla de piropos, la actuación de Roberto Lozano "Loza" a la batería solo se puede definir de una forma, impresionante. Su función va más allá de marcar el ritmo para el resto de la banda, marcándose unos solos y transiciones geniales, además de constantes. Quién parece ser el estabilizador del grupo, el que marca la pauta, es Javi Vacas, bajista, totalmente integrado ya en la banda creada en 1991 por los guitarristas Fernando Pardo y David Krahe. El primero de ellos volvió a ejercer de maestro de ceremonias, comentando anécdotas y contextualizando los temas en las pocas treguas que nos ofrecieron. Una pena que los del fondo apenas escucháramos sus comentarios. Por su parte, el trompetista ucraniano Yevhen Riechkalov, muy discreto desde su rincón, añadía irónicamente el toque más cañí a las canciones del grupo.
El concierto estuvo dominado por las canciones pertenecientes a su último álbum, El baile final de los locos y los cuerdos, rescatando también temas más antiguos como Go kato go, Estación, Uranus o Secret agent man. Llegada la hora de los bises, el grupo decidió sustituir la clásica retirada del escenario para invitar a los Arizona Baby al completo a tocar con ellos. Los dos grupos se marcaron una impresionante versión de Shakin' all over, uno de los mejores momentos de la noche junto a los malabarismos musicales de Los Coronas. Quedaron patentes con esta colaboraciones las posibilidades de Javier Vielba sobre el escenario, actitud, presencia y una gran voz. Tras ver algo, resulta irremediable no soñar con una posible grabación de Los Coronas con voz. No es su espíritu ni su forma de hacer las cosas, pero como detalle aislado sería algo espectacular.
Lo importante, en definitiva, fue volver a recordar que en nuestro país tenemos bandas de tremenda calidad, y que no paran de salir otras nuevas. Están por ahí, posiblemente sin el éxito merecido, sumergidas.
(Sr. Nublado, rocksumergido.blogspot.com)