Poco más de dos meses después de su última visita a la sala Sidecar de Barcelona, Arizona Baby volvían a la ciudad de la mano de la mini-gira Heineken Music Selector que previamente les había llevado junto a los norteamericanos Clem Snide a Madrid y a Durango.
Tras una sobria pero correcta actuación de los estadounidenses, elegantemente vestidos para la ocasión y sin haber podido disfrutar de un sonido decente a lo largo su set, le tocaba el turno al trío vallisoletano Arizona Baby, quienes, esta vez en una sala más grande que en su anterior concierto en la ciudad, tenían ante sí una oportunidad de oro para acabar de conquistar al público barcelonés. Lamentablemente, a pesar de la buena disposición por ambas partes, la noche no se desarrolló como a todos nos hubiera gustado.
El concierto empezó suavemente con “Sunday” y “Muddy River”, pero el primer contratiempo llegó en los compases finales de esta última canción, quizás a modo de premonición de lo que iba a ser la noche; Javi Arizona rompió dos cuerdas de su guitarra acústica y se vio obligado a improvisar una estupenda versión de Johnny Cash con guiños al “Who Do You Love?” de Bo Didley, mientras Rubén Marrón se afanaba en la tarea de cambiar las cuerdas de la guitarra de su compañero de grupo.
Estupenda remontada con “Ouch!” y la fabulosa “The Truth”, un tema que brilló con luz propia a pesar del pésimo sonido que la sala Mephisto estaba ofreciendo, tanto para el público, como para el grupo a través de monitores. En repetidas ocasiones se quejaron de ello sus tres componentes sin conseguir mejoría alguna, a la vez que fueron desgranando con una profesionalidad mayúscula las canciones de su segundo disco, “Second To None”, de entre las cuales yo destacaría especialmente “Runaway” y “X’d Out”.
Por si no fuera poco, a las dificultades técnicas se añadió la “racanería” de la sala con el tiempo asignado para el concierto, con lo que en la recta final Arizona Baby se vieron obligados a empalmar prácticamente una canción con otra, sin llegar a realizar ningún bis en el sentido estricto de la palabra. Así pues, prácticamente sin descanso entre ellas, sonaron “Shiralee”, “Sandman” de America y una salvaje versión de “Lucille” en la que, esta vez ya sin guitarra, Javier Vielba se desgañitó en escena y nos regaló una lección de actitud antes de pedir disculpas por enésima vez por todos los problemas técnicos sufridos.
En total, 70 min de concierto que supieron a poco y que, por culpa del lamentable sonido y de la poca profesionalidad del personal de la sala, deslucieron, y mucho, el estupendo directo de estos muchachos. Esperamos que la próxima vez que vengan a Barcelona la suerte les sonría y puedan tocar en mejores condiciones. Arizona Baby suenan muchísimo mejor de lo que aquí lo hicieron y, sin duda alguna, se merecen otro trato.
(Rodrigo Abásolo Baz, metal-morfosis.com)